Labrador, Blanca. Pensamiento crítico – gerencial docente en la educación universitaria
70 Revista de Artes y Humanidades UNICA. Volumen 23, Nº48 / Enero-Junio 2022, pp.61-72
Universidad Católica Cecilio Acosta – Maracaibo – Venezuela ISSN: 1317-102X e – ISSN: 2542-3460
En consecuencia, el docente como gerente de aula ejercerá las funciones
administrativas, relacionándola con los recursos de enseñanza-aprendizaje, de tal
manera, se logre el aprendizaje significativo. Para visualizar al gerente dentro del perfil
del docente, se debe tomar en consideración que la docencia es una práctica entendida
como una labor educativa integral. Los docentes, ante la demanda del mundo actual y
del futuro, deben desarrollar un conjunto de habilidades y actitudes para conseguir el
aprendizaje significativo. De este conjunto de habilidades caben destacar varias, tales
como: pensar, crear, diseñar, resolver, interactuar, manejar, usar, producir y comunicar.
Todo esto con el fin de trabajar, estudiar y construir visiones en equipo, auto
evaluaciones, compromisos y el compartir. Por su parte Pérez (1999), señala:
Educar es fundamentalmente enseñar a aprender, ayudar a aprender, desarrollar
la inteligencia creadora de modo que el educando vaya adquiriendo la
capacidad de acceder a un pensamiento cada vez más personal e independiente
que le permitirá seguir aprendiendo siempre. El educador, como el poeta es un
hacedor de preguntas inocentes. (p. 119)
De allí que, el docente es un gerente de aula, cuya actividad consiste en
planificar, organizar, controlar y dirigir los recursos humanos, materiales o
tecnológicos, de forma eficaz y eficiente, de tal manera, sus alumnos logren obtener un
conocimiento significativo. Por otra parte, la calidad de una educación que se viene
formulando requiere de docentes orientados a la excelencia, aquellos que enseñan a ser,
a aprender, a convivir y hacer.
Cabe resaltar, en este punto, el pensamiento estratégico docente, el cual, es
interactivo y permite desarrollar la inteligencia a través de su práctica auto-produciendo
conocimientos para incrementar la capacidad de generar alternativas viables para definir
objetivos y transformarlos en resultados.
Dentro del pensamiento estratégico, se prioriza el análisis de cada uno de los
componentes que conforman una situación, para potenciar las capacidades de
razonamiento acerca de cada uno y volverlos a reestructurar con una óptica más
ventajosa. En este sentido, es el recurso para conseguir lo qué se quiere contestando
cuatro preguntas: ¿dónde estaba ayer?, ¿dónde estoy hoy?, ¿dónde quiero estar
mañana?, y ¿cómo haré para conseguirlo?