Revista de Artes y Humanidades UNICA
Volumen 26 Nº54 / Enero-junio 2025, pp. 75-93
Universidad Católica Cecilio Acosta Maracaibo - Venezuela
ISSN: 1317-102X e ISSN: 2542-3460
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Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Reflexionando sobre el subdesarrollo en América Latina
ROMERO, María Elena
1
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Universidad del Zulia
Maracaibo Venezuela
DURÁN, Oliver
2
Candidato a Doctor en Ciencia Política
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Universidad del Zulia
Maracaibo - Venezuela
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.15815710
Resumen
A inicios del siglo XXI, el subdesarrollo en América Latina es preciso considerarlo como
un fenómeno multidimensional pues no solo está configurado por factores primordialmente
económicos -como en las décadas sesenta y setenta del siglo anterior enfocaban los
estructuralistas-, sino también por elementos socio-culturales y políticos que contribuyen a
explicar el mantenimiento de la región en condicion de rezago ante el avance demostrado de
otras. Examinar tales factores integral y sistemáticamente resulta esencial hoy día para
comprender la complejidad de la situación que sigue diferenciando “los centros de las periferias”
y para repensar acerca de políticas efectivas que promuevan una real transformación hacia un
desarrollo mas equitativo, inclusivo y sostenible en la región.
Palabras claves: América Latina, Subdesarrollo, política, economía, modernización.
Recibido: 03-03-2025 Aceptado: 08-05-2025
1
María Elena Romero: Dra. en Ciencia Política. Docente de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la
Universidad del Zulia. Actualmente Directora de la Escuela de Ciencia Política en la mencionada Facultad y
Universidad.
2
Oliver Durán: Abogado, Magister en Criminalística, candidato a Doctor en Ciencia Política de la División de
Postgrado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia.
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Abstract
At the beginning of the 21st century, underdevelopment in Latin America must be
considered a multidimensional phenomenon, since it is not only shaped by primarily economic
factors - as structuralists in the sixties and seventies of the previous century focused on - but also
by socio-cultural and political elements that contribute to explaining why the region remains
behind the demonstrated progress of others. Examining such factors comprehensively and
systematically is essential today to understand the complexity of the situation that continues to
differentiate "the centers from the peripheries" and to rethink effective policies that promote a
real transformation towards a more equitable, inclusive and sustainable development in the
region.
Keywords: Latin America, Underdevelopment, politics, economy, modernization.
1. Subdesarrollo como antónimo
Desarrollo y subdesarrollo -como su opuesto-, son conceptos complejos debido a las
múltiples facetas que involucran en el desarrollo del capitalismo y porque, esencialmente, sus
teorizaciones se han vinculado a diferencias en el modo y calidad de vida de los habitantes de
todo el planeta. Contemporáneamente, su conceptualización ha estado también ligada a la
existencia de una serie de barreras institucionales, de naturaleza política, cultural, social,
expresadas en la formulación de políticas y en decisiones públicas no exitosas (Cazadero, 1992),
así como a objetivos y planes de organismos internacionales.
El concepto de subdesarrollo ha variado significativamente desde que fuera utilizado por el
presidente norteamericano Harry Truman, a mediados del siglo XX. En enero de 1949, en su
discurso de toma de posesión, Truman expuso la idea de subdesarrollo para legitimar la
hegemonía estadounidense: “debemos embarcarnos en un programa completamente nuevo para
hacer accesibles los beneficios de nuestros avances científicos y de nuestro progreso industrial,
de tal forma que las áreas subdesarrolladas puedan crecer y mejorar.” (Esteva, 2000, p. 68). Y
es que la diversidad de sus definiciones obedece, tanto a lo heterogéneo de las situaciones que
pretende abarcar, como al enfoque ideológico desde el cual se establece su significado. De tal
manera que esbozar un concepto de subdesarrollo resulta difícil realizarlo sin asumir una teoría
con determinada posición ideológica y política.
Las definiciones de subdesarrollo han sido vinculadas a las condiciones objetivas de las
naciones con atraso económico y pobreza, en contraposición a las condiciones de los países
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desarrollados cuyas economías son fuertes, estables y diversificadas, con altos grados de
industrialización y avance tecnológico y científico, y elevados niveles de bienestar para la mayor
parte de su población. Inicialmente considerado exclusivamente como un tema económico, es
decir, país subdesarrollado era el sinónimo de país pobre, la experiencia histórica y la evolución
teórica del concepto han demostrado que la noción de subdesarrollo puede ser desglosada en
varias dimensiones, ya que incluye tanto lo estrictamente económico, como lo social, lo político
y lo cultural.
1.1. Dimensión económica
Las economías de la región latinoamericanas según el Balance Preliminar de las
Economías de América Latina y el Caribe 2024 de la CEPAL, siguen sumidas en una trampa de
baja capacidad para crecer, con tasas de crecimiento bajas y con una dinámica que depende del
consumo privado, y menos de la inversión. Según el reporte de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL), la tasa de crecimiento proyectada para 2024 era de 2,2% y
2,4% para 2025, con un crecimiento promedio anual en la década 2015-2024 de 1%, lo que
implica un estancamiento del PIB per cápita durante ese período. El componente más usual y
más notable de la definición de subdesarrollo se centra en el ámbito económico: el tipo de
economía, su fortaleza, crecimiento y progreso establecen las diferencias entre los países según
el grado de desarrollo. Es importante señalar que no se trata, en esencia, de escasez de recursos
naturales o de fuentes generadoras de riqueza, sino de su manejo, su explotación, y su inserción
en el sistema económico mundial.
Según el mismo informe en 2025 América del Sur crecería 2,6%; Centroamérica 2,9%;
mientras que en el Caribe, sin incluir a Guyana, crecería 2,6%. En este contexto, persisten el bajo
ritmo de creación de empleo, la elevada informalidad y las significativas brechas de género en
los mercados laborales de la región. En concordancia con el bajo crecimiento del PIB, el empleo
en la región también registra un crecimiento limitado, del 1,7% en 2024, el menor registrado en
el período posterior a la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19).
Las naciones subdesarrolladas presentan mucha debilidad en sus estructuras económicas,
así como rezago en los procesos de modernización e industrialización. Estas economías son
esencialmente agrícolas o mineras, exportadoras de materias primas, lo cual las hace sumamente
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vulnerables a las fluctuaciones (periódicas o críticas) de sus precios en el mercado global,
particularmente si se trata de estructuras monoproductoras, condición que se observa con
frecuencia. Una característica importante en muchos casos es el escaso avance en los procesos
de industrialización y en desarrollo de tecnologías industriales propias.
El atraso económico se evidencia en indicadores cuantitativos, tales como bajos puntajes
en Producto Nacional Bruto (PNB) y Producto Interno Bruto (PNI), los cuales denotan la
fortaleza de los sistemas económicos de mayor industrialización y productividad. Otro de los
indicadores utilizados es el Ingreso Per Capita (IPC), es decir, el ingreso promedio de la
población por habitante.
En estrecha relación con el atraso económico, los países subdesarrollados presentan graves
deficiencias en cuanto a infraestructura: vías de comunicación y transporte, generación de
energía eléctrica, puertos, aeropuertos. Estas deficiencias se convierten en obstáculo para el
crecimiento económico al limitar la expansión del sector industrial y comercial, a la vez que
condicionan un nivel bajo de bienestar y calidad de vida para la población, dado el escaso acceso
a eficientes servicios públicos, instituciones educativas y de salud pública.
En América Latina, uno de los factores principales que ha perpetuado el subdesarrollo es la
desigualdad económica y social. Se tiene el denominado Coeficiente de Gini como indicador
utilizado para medir la desigualdad en la distribución de ingresos de una sociedad; en escala de 0
a 1, a mayor índice, mayor desigualdad. La distribución desigual de la riqueza ha creado brechas
significativas entre una minoría rica y una mayoría empobrecida, limitando el acceso equitativo a
oportunidades laborales, educativas y de bienes y servicios básicos. Esta disparidad de ingresos y
oportunidades ha generado un círculo vicioso de pobreza que dificulta el avance económico de la
región en su conjunto.
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Índice de Gini de Concentración del ingreso (Valores entre 0 y 1)
América Latina (promedio simple) 2010-2020
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), CEPALSTAT, sobre la base de Banco de Datos de
Encuestas de Hogares (BADEHOG). Última actualización: 23/12/2024
Otro factor a considerar es la monoproducción de materias primas y dependencia
económica en muchos países latinoamericanos, como reductos de la economía colonial. La
exportación de recursos naturales como petróleo, minerales y productos agrícolas ha expuesto a
estos países a la volatilidad de los precios internacionales y ha limitado la diversificación de sus
economías. Esta vulnerabilidad a los vaivenes del mercado mundial ha obstaculizado el
crecimiento económico, la diversificación de la producción, los alcances sostenibles en la
industrialización en la región.
El informe Estado de la dependencia de commodities 20212 (“State of Commodity
Dependence 2021”), publicado por la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo (UNCTAD), demuestra que en la última década aumentó el número de países
dependientes de las materias primas. De 93 países, en 2008-09, el número subhasta 101, en
2018-19. La UNCTAD considera un país dependiente de las exportaciones de materia prima
cuando más del 60% de sus exportaciones totales están compuestas de productos primarios,
como cacao, algodón, cobre o petróleo. Los 12 países de América del Sur tienen un nivel de
dependencia superior al 60%.
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1.2. Dimensión social
El subdesarrollo en sus objetivaciones, también involucra deficiencias en el ámbito social.
La debilidad del componente estructural económico va de la mano con el bienestar social, lo cual
conduce a que amplios sectores de la población permanezcan en situación de pobreza y de
pobreza extrema.
En general, los países subdesarrollados enfrentan situaciones en las que gran parte de la
población apenas obtiene ingresos para la subsistencia, colocando sobre el Estado una fuerte
carga social para atender subsidiariamente servicios. Como se ha mencionado, la desigualdad
constituye otra de las características relevantes del subdesarrollo, desigualdad que se registra
tanto en la distribución de los ingresos como en las oportunidades de superación de los márgenes
de la pobreza. Indicadores promedio como el mencionado IPC, esconde una realidad en la cual
una pequeña élite concentra la mayor parte de la riqueza, mientras que amplios sectores de la
población quedan al margen de los beneficios económicos.
La situación de pobreza se hace más palpable ante las limitaciones en el acceso a los
servicios públicos, tales como agua potable, alcantarillado, energía eléctrica, educación, salud,
vivienda. Aunque los países desarrollados también enfrentan problemas de pobreza y
marginalidad, su escala es mucho menor en términos proporcionales, siendo los estándares de
bienestar social y calidad de vida relativamente mejores. La pobreza y la extrema pobreza en los
países subdesarrollados se hace más dramática, no solamente por las condiciones materiales de
vida, sino además por las exiguas oportunidades para superarlas.
La marginación de grupos vulnerables, como pueblos indígenas, afrodescendientes,
mujeres y comunidades rurales, también ha contribuido al subdesarrollo en la región. La
exclusión social y la discriminación impiden la participación plena y equitativa de estos grupos
en la vida política, económica y social, lo que perpetúa la desigualdad y la injusticia. La pobreza,
la desigualdad y las condiciones de deterioro de la calidad de vida conducen habitualmente a la
violencia, que se manifiesta tanto en delincuencia común como en tensión y agresividad en las
relaciones humanas. Las manifestaciones de violencia en diversos ámbitos y como reflejo psico-
social, se convierte en otro obstáculo para el crecimiento económico y seguridad de los países.
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El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en colaboración con la Pontificia
Universidad Católica Argentina - Observatorio de la Deuda Social Argentina, ha publicado el
documento de trabajo titulado "Avances y retrocesos en el desarrollo humano, social y ambiental
de las sociedades de América Latina y el Caribe (2022-2023)". Este estudio, desarrollado en el
marco de un convenio de donación, ofrece un análisis exhaustivo de la situación socioeconómica
de la región. El informe destaca que, si bien se observó una mejora en la reducción de la pobreza
durante el periodo de recuperación económica post-pandemia (2021-2022), esta tendencia no se
consolidó en 2023. La persistencia de un bajo crecimiento económico ha obstaculizado la
continuidad de la reducción de la pobreza. Además, el estudio subraya la heterogeneidad de los
niveles de pobreza entre los países de América Latina y el Caribe. Se observa que ciertos grupos
poblacionales experimentan una mayor incidencia de la pobreza: Población Infantil y
Adolescente: Más del 42,5% de esta población vive en condiciones de pobreza. Mujeres (20-59
años): La tasa de pobreza en este grupo es consistentemente más alta que la de los hombres en
todos los países de la región. Población Indígena y Afrodescendiente: Estos grupos presentan
niveles de pobreza significativamente superiores al promedio regional. El documento del
CELAM pone de manifiesto la persistencia de la pobreza y la desigualdad en América Latina y el
Caribe, así como la necesidad de implementar políticas públicas que aborden las
vulnerabilidades específicas de los grupos más afectados (CELAM, 2016: 10)
Gráfico SSO.1. América Latina y el Caribe (18 países): Tasa de pobreza y pobreza extrema en América
Latina. Año: 2019-2023. En porcentaje y número de personas (eje derecho).
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Fuente: elaboración propia a partir del informe “Panorama social de América Latina y el Caribe
2023” CEPAL, 2023.
1.3. Dimensión política
En cuanto a las precisiones políticas del subdesarrollo, se encuentran características
asociadas a la fragilidad institucional e inestabilidad política: cambios bruscos en los gobiernos
mediante alzamientos o golpes de Estado, muchas veces de manera violenta. Incluso en los
países con democracias relativamente firmes, las protestas y manifestaciones que terminan
siendo reprimidas con violencia, suelen alterar el orden institucional y legal.
Aunque no es exclusiva de los países subdesarrollados, la corrupción política y
administrativa es muy común y poco sancionada. La malversación de fondos públicos sin
mayores consecuencias para los perpetradores, se practica regularmente, con elevada impunidad.
Igualmente la ineficiencia gubernamental o el incumplimiento de metas se asumen como usuales,
sin consecuencias negativas para los funcionarios responsables.
“la corrupción es un obstáculo que impide la existencia de buenos gobiernos a
como la madurez de las democracias. Es un freno para el desarrollo social, para el
crecimiento económico y para la equidad y mejora del nivel de vida de los diversos
miembros que integran la comunidad política. No hay que ser sabio para concluir que
la existencia de corrupción obstaculiza el desarrollo y crecimiento de las naciones
favoreciendo su atraso.” (Diego Bautista, 2012: 50)
La inestabilidad política, la impunidad y la debilidad institucional han sido obstáculos
significativos para el desarrollo político y fortalecimiento democrático en la región. La falta de
transparencia en la gestión pública va minando la confianza de la ciudadanía en las instituciones
públicas, con desafección hacia la participación democrática. La inefectividad y discontinuidad
en las políticas públicas fomentan la insatisfacción de las comunidades mas vulnerables, el
debilitamiento de los sectores medios de la sociedad y en general, el descontento social e
inestabilidad política. Se señala además, que la polarización política y la falta de consenso entre
diferentes actores sociales y políticos han dificultado la adopción y sostenimiento de políticas
públicas efectivas que modifiquen causas estructurales del subdesarrollo. La fragmentación
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política y la falta de voluntad para buscar soluciones consensuadas han debilitado los esfuerzos
públicos y han contribuido a la perpetuación de la desigualdad y la exclusión en la región.
1.4. Dimensión cultural
La cultura influye también en las condiciones de desarrollo, siendo que valores como la
confianza en los demás y en las instituciones, el respeto a las normas, la dedicación al trabajo y
similares, están supuestos a ser las bases de un modo de ser social que le impulsa. Los países
subdesarrollados se caracterizan en su mayoría, por un escaso sentido de la cohesión social. La
protección de los derechos y la exigencia de los deberes están permeadas por las múltiples
deficiencias institucionales y generalmente por polarizaciones a partir de argumentos
ideológicos. En muchas de estas sociedades, las condiciones materiales de pobreza y el
restringido acceso a la educación dificultan el ejercicio de los derechos humanos básicos. En
muchos casos, se produce una dualidad dentro del mismo país que distingue una región o zona
mucho más modernizada, con grandes avances en educación, en ciencia y en tecnología, de
periferias con amplios sectores empobrecidos y marginados.
2. Antecedentes históricos del subdesarrollo en América Latina
La génesis del subdesarrollo se rastrea ya en los siglos XV y XVI con las prácticas
colonialistas de los imperios europeos. El colonialismo impuso un tipo de relación entre el
imperio central y las colonias basado en la extracción de las riquezas de los territorios
dominados, a la vez que imponía las normas, usos, costumbres, lenguaje y formas de actuación
de las metrópolis. La explotación de los recursos naturales en beneficio de las naciones
dominantes implicó no solamente el saqueo de sus bienes, sino la inserción de estos territorios
coloniales en condiciones de desventaja en el intercambio comercial con el resto del mundo. Los
países colonizadores dividían y repartían territorios conquistados sin respeto por sus condiciones
geográficas y culturales, imponiendo por la fuerza prácticas como la esclavitud y el trabajo
forzado.
En América Latina, después de las guerras de independencia del siglo XIX, las élites
oligárquicas mantuvieron las mismas estructuras de desigualdad social y esquemas de
exportación de materias primas agrícolas. Los modelos políticos autoritarios ante las continuas
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conflagraciones internas perpetuaban la aplicación de la fuerza como medio de resolución de
conflictos, contribuyendo a la debilidad institucional que es característica de la región.
Con el crecimiento económico y la aceleración de la industrialización en Europa, y
especialmente en Estados Unidos, el capitalismo internacional produjo un tipo de relación de
subordinación con respecto a los países proveedores de materias primas. La inversión extranjera
se concentró en industrias extractivas, y aprovechó su poderío para imponer sus condiciones
sobre países con graves carencias y marcada debilidad institucional.
En la primera mitad del siglo XX, algunos países latinoamericanos intentaron un proceso
de industrialización a través de la sustitución de importaciones. Argentina, Brasil y México
lideraron este movimiento, buscando desarrollar industrias locales para reducir la dependencia de
productos extranjeros. Sin embargo, estos esfuerzos a menudo se vieron obstaculizados por la
falta de inversión en educación y tecnología, y por la inestabilidad política.
Posterior a la Segunda Guerra Mundial, la conformación de los dos bloques ideológicos
liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética, y la agudización de la Guerra Fría, el control
de las economías proveedoras se hizo mucho más intenso, tanto para los países latinoamericanos,
pero especialmente para las naciones africanas y del continente asiático. Durante la Guerra Fría,
estas naciones se convirtieron en un campo de batalla ideológico entre Estados Unidos y la
Unión Soviética. Intervenciones militares, golpes de Estado y dictaduras apoyadas por ambos
bloques marcaron esta éspoca, lo que tuvo como consecuencia un estancamiento en el desarrollo
económico y social. Los regímenes autoritarios a menudo implementaron políticas neoliberales
que, aunque beneficiaron a las élites y a las inversiones extranjeras, exacerbaron la desigualdad y
la pobreza.
El panorama económico mundial actual ha sufrido grandes transformaciones, a partir del
derrumbe del bloque soviético, el surgimiento de China como potencia económica, la
conformación de bloques económicos regionales y los nuevos desafíos creados por el cambio
climático. Este nuevo escenario ha representado nuevas oportunidades pero también nuevos
riesgos para los países subdesarrollados, pero sobre todo, ha supuesto una reformulación de los
conceptos de desarrollo y subdesarrollo.
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3. El pensamiento latinoamericano: subdesarrollo y dependencia
En el ámbito del pensamiento y la conceptualización del subdesarrollo, también se pueden
notar grandes transformaciones. El impacto de la primera, pero particularmente de la segunda de
las revoluciones industriales a principios del siglo XX, hacía pensar en el desarrollo como un
proceso lineal, constituido por fases, que todos los países podían y debían transitar para lograrlo.
Es desde esta óptica donde encaja la expresión “países en vías de desarrollo”, para referirse a las
regiones s atrasadas económicamente, pero que siguiendo el modelo económico correcto,
estaban en camino de desarrollarse. Así concebido, el subdesarrollo era una etapa que sería
superada con el transcurrir del tiempo y siguiendo las acciones y las políticas emprendidas por
los países más desarrollados. El crecimiento económico, por lo tanto, era el camino seguro para
salir del subdesarrollo.
En 1948 con la creación de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) se
inicia un movimiento intelectual auténticamente latinoamericano, que propone explicaciones
alternativas para el desarrollo y el subdesarrollo, con una clara influencia del estructuralismo.
“La publicación ‘El desarrollo económico de la América Latina y algunos de sus
principales problemas’, redactada por Raúl Prebisch posicionó los primeros planteos
de la Comisión en cuanto a diagnósticos e implicaciones de política a partir del
contexto que enfrentaba la región. Caracterizó a la economía mundial como un
sistema compuesto de dos polos: el centro y la periferia. Los países agrupados en el
centro corresponden a economías desarrolladas, industrializadas y propagadoras de
progreso técnico; los países agrupados en la periferia, polo dentro del cual agrupó a
las economías latinoamericanas, se caracterizaban por su situación de subdesarrollo,
especialización en producción y exportación de bienes primarios y escaso contenido
tecnológico de su estructura productiva. Prebisch planteó que la superación del
subdesarrollo (o condición periférica) requería la industrialización de la América
Latina.” (CEPAL, 2023)
El desarrollo y el subdesarrollo fueron considerados como partes de un mismo proceso,
desechando la idea del desarrollo lineal en el tiempo y el subdesarrollo como etapa.
Durante los años 60 y 70 del siglo XX el pensamiento latinoamericano sobre el
subdesarrollo emergió con mucha más fuerza. En esencia, en basaba en exponer la relación entre
subdesarrollo y dependencia. Dentro de un modelo económico global, los países se insertan de
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maneras diferentes, siendo los países más poderosos los que imponen las condiciones. El
subdesarrollo se explica como una necesidad del sistema económico mundial y una consecuencia
de la depedencia de los países productores de materias primas con respecto a los países
industrializados y poderosos. Surge ala llamada teoría de la dependencia.
Es posible distinguir en esta era varias corrientes de pensamiento sobre el subdesarrollo: la
visión estructuralista de la CEPAL, liderada por Raul Prebish, Oswaldo Sunkel y Celso Furtado;
la corriente neomarxista de Theotonio Dos Santos y otros; el marxismo ortodoxo, representado
en Fernando Henrique Cardoso y Enzo Falletol, y otros pensadores no marxistas (Cáceres, 2012).
Desde la visión cepaliana, el subdesarrollo solo podría superarse modificando las
estructuras económicas que condicionaban la integración de los países al sistema económico
global.
[La CEPAL] “…al introducir de manera creativa el método histórico-estructural y
las nociones del sistema centro-periferia, sin desvincularse plenamente de las teorías
de la modernización argumenta que el subdesarrollo es un fenómeno que tiene sus
raíces en el deterioro de los términos de intercambio provocado por la exportación de
materias primas y la importación de bienes manufacturados (intercambio desigual);
al tiempo que se relaciona con la retención y la concentración de los frutos del pro-
greso cnico en las naciones industrializadas, la carencia de un proceso de
industrialización que genere divisas para el fomento del crecimiento eco- nómico y la
importación de bienes de capital.” (Enriquez Pérez, 2016: 17-18).
Para el modelo propuesto por la CEPAL era necesaria la intervención del Estado para
impulsar el desarrollo, actuando como ente planificador e interviniendo de manera sustancial en
la economía, a través de acciones como la reforma agraria, el aumento de los salarios, etc.
“Si bien sus propuestas excedieron el ámbito académico y se tradujeron en políticas
públicas enfocadas en la promoción de la industrialización como camino para superar
los desequilibrios, con el desarrollo de medidas anticíclicas y un accionar activo
por parte de los estados en algunos sectores estratégicos. Consideraron que el
proceso se acentuó en una estructura económica institucional subdesarrollada
característica del período primario exportador, que presentaba circunstancias que
condicionaron el proceso de industrialización, tales como la creciente vulnerabilidad
y desequilibrios externos, la dependencia tecnológica y la heterogeneidad estructural.
(Cáceres, 2012: 5-6)
Romero, M. y Durán, O. Reflexionando sobre el subdesarrollo en América Latina
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Sin embargo, las políticas propuestas no cambiaron sustancialmente la situación y
adicionalmente contribuyeron a crear desequilibrios internos aún mayores. En algunos países de
América Latina, tales como México, Argentina y Brasil, se emprendieron las políticas de
sustitución de importaciones, que implicaba una aceleración del proceso de industrialización,
para producir a lo interno los productos elaborados y que debían ser importados a un mayor
precio. Estas políticas no resultaron lo exitosas que se esperaba, porque la manufactura seguía
dependiendo de la tecnología y la capacitación que provenía de fuera. La inestabilidad política
por una parte, y la actitud contraria de las élites económicas no permitían los cambios
estructurales propuestos.
Para los estudiosos ligados al pensamiento marxista, las propuestas iniciales del
estructuralismo no permiten tomar en cuenta las relaciones de dominación de las metrópolis, es
decir, los países desarrollados, sobre la periferia.
“…el desarrollo y el subdesarrollo son dos caras de una misma moneda a raíz de la
situación de dependencia, dos estructuras diferenciadas, aunque profundamente
interconectadas y relacionadas, no con el aislamiento sino con la expansión mundial
del capitalismo.” (Enriquez Pérez, 2016: 19)
La dependencia es necesaria para que el sistema funcione a favor de los países dominantes,
y una vez que las naciones de la periferia se convierten en satélites de la metrópoli, el dominio se
establece tanto económico como social, político y cultural. A su vez, al interior de las regiones
subdesarrolladas se replica el mismo esquema centro-periferia, con centros más modernos e
industrializados y una periferia empobrecida, generando mayor desigualdad.
“…a medida que el capitalismo penetra en los territorios periféricos y que el
intercambio desigual y la dependencia se agudizan, fortalecen y adquieren nuevas
facetas (nueva dependencia) con la presencia de las corporaciones transnacionales, el
financiamiento externo y la compra de tecnología producida en las economías
centrales… (Enriquez Pérez, 2016: 20)
Los debates sobre el subdesarrollo se mantuvieron durante varias décadas, convirtiendo a
las teorías de la dependencia y los estudios sobre el subdesarrollo en un auténtico aporte teórico
netamente latinoamericano a la ciencia política. Con la llegada del neoliberalismo, el enfoque
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teórico se ha desplazado hacia el papel del Estado y a la formulación de políticas de apertura
económica y participación en el comercio internacional.
4. Nuevas generaciones, viejos problemas
América Latina presenta hoy en día, en mayor o menor grado, las mismas condiciones de
desigualdad y pobreza que continúan caracterizándola como región subdesarrollada. En muchas
áreas ha habido enormes progresos y la región en general presenta un crecimiento económico
moderado, con sus notables excepciones.
Es claro que hay historias de éxito y progreso en la región. Países como Chile, Uruguay y
Costa Rica han mostrado mejoras significativas en indicadores de desarrollo humano y
estabilidad económica. Además, ha habido un creciente esfuerzo por integrar a América Latina
en la economía global de una manera más equitativa, con iniciativas regionales y acuerdos
comerciales.
Sin embargo, en general, las décadas finales del siglo XX fueron especialmente difíciles
para muchos países del área. Las crisis económicas y sociales en los años 80 agravaron la
inestabilidad política y los costos generados por las crisis de deuda externa fueron una pobreza y
desigualdad. Los conflictos políticos y los problemas sociales han trabajado en contra de la
consolidación institucional, deteriorando la calidad de la democracia en muchas naciones del
continente.
A los conocidos problemas de pobreza, marginalización, atraso económico y debilidad en
las economías, se unen nuevos desafíos: el cambio climático y los problemas ambientales, el
aumento del narcotráfico con su secuela de violencia y anarquía, el fortalecimiento de bandas
criminales organizadas, entre los más relevantes.
La explotación indiscriminada de recursos naturales afecta particularmente a zonas muy
sensibles de la región, como la selva amazónica. Como en otras partes del planeta, el dilema
entre la preservación del medio ambiente y la necesidad de producir más, se hace dramática para
los países latinoamericanos. En muchos casos los afectados son las poblaciones más vulnerables,
indígenas o poblaciones rurales, desplazados o simplemente ignorados en sus derechos. También
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sufre la región las consecuencias del cambio climático, afectando de manera importante la
producción de alimentos, y en general, desmejorando las condiciones de vida.
La producción y el tráfico de drogas ha significado para América Latina un sustantivo
incremento en los niveles de violencia y criminalidad. Y su correlato, el lavado de dinero ha
tenido un efecto político adicional: la corrupción generalizada en las estructuras
gubernamentales.
El tema migratorio se ha convertido en un aspecto muy sensible para la región. La historia
da cuenta de que América Latina, en la primera mitad del siglo XX, se había convertido en un
destino para la migración europea. Las consecuencias económicas y sociales de las guerras
mundiales empujaron a muchos migrantes europeos a buscar refugio en las Américas. Los flujos
migratorios desde finales del siglo XX y lo que va del XXI han cambiado de ruta. La migración
ilegal se ha convertido en un problema permanente para los Estados Unidos, mientras que las
condiciones de pobreza y falta de oportunidades siguen empujando a muchos a abandonar sus
países. Al interior de la región también se producen oleadas migratorias: desplazados y
transeúntes en busca de mejores condiciones de vida.
El nuevo milenio ha traído nuevos desafíos para los países latinoamericanos, los avances
tecnológicos, los nuevos bloques de poder económico y las consecuencias del cambio climático,
entre otros.
“El acelerado proceso de globalización de principios de siglo ofreció oportunidades
para la región, pero también generó nuevos retos para el desarrollo. El extraordinario
aumento del comercio mundial y el acelerado cambio tecnológico produjeron,
simultáneamente, un aumento de las desigualdades en las naciones y entre ellas,
mientras que el patrón de crecimiento, en general, llevaba a un acelerado deterioro
ambiental.” (CEPAL 2023)
El subdesarrollo no ha sido superado con una aceleración del crecimiento económico,
mientras que los intentos de integración económica que podrían estructurar un desarrollo
sostenido en bloque, han fracasado, a pesar de las buenas intenciones y las declaraciones
políticas.
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5. Repensar el desarrollo
La comprensión teórica del subdesarrollo iniciada por las corrientes de pensamiento
latinoamericano con la teoría del desarrollo y de la dependencia, así como los modelos de
planificación y de políticas que de allí se generaron, sin duda constituyen experiencias de gran
valor en el tratamiento del tema. La variedad de resultados, avances y retrocesos en las
experiencias particulares de cada uno de los países latinoamericanos, se convierten en obstáculos
para señalar con claridad cual es el rumbo a seguir para superar las deficiencias presentes en la
región. Quedan, no obstante, lecciones valiosas.
El subdesarrollo no es un tema exclusivamente económico, mas bien se trata de un
problema complejo que incluye aspectos sociales, políticos y culturales, y que no puede ser
superado exclusivamente con crecimiento económico.
No se puede conceptualizar el subdesarrollo como un proceso aislado, puesto que se
trata de un modelo global de las relaciones entre los países y los bloques de poder económico
y político.
El papel del Estado es crucial para el abordaje del subdesarrollo. Las políticas públicas
son el instrumento para definir la vía para superar los problemas de desigualdad y atraso
económico, así como para fomentar una mejor calidad de vida en sus poblaciones.
La integración regional, que en otras partes del mundo ha permitido a los países
conformar alianzas exitosas, ha encontrado grandes obstáculos en América Latina. Los pactos
y los intentos de institucionalización de la integración se hacen y se disuelven con facilidad,
en los vaivenes de la política y los intereses particulares.
En las recientes redefiniciones del tema del subdesarrollo estas consideraciones deben ser
tomadas en cuenta. Las nuevas bases del desarrollo se enfocan en un crecimiento a lo interno de
los Estados, con un incremento de la inversión con una visión más social, con apoyo a los
emprendimientos regionales y locales, para lograr una demanda interna y efectiva; el desarrollo
de tecnología propia que promueva una industrialización menos dependiente; un mejor manejo
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Revista de Artes y Humanidades UNICA 91
de las finanzas públicas, particularmente, el control del endeudamiento externo. (Morillo
Martínez, 2012). Tal como lo expresan Suárez y Erbes (2014: 99),
“…la estructura productiva afecta de manera directa la posibilidad de traducir el
desarrollo tecnológico en mejoras en el bienestar, lo cual implica sostener que el
cambio estructural es requisito para el desarrollo”.
Las alianzas estratégicas y una visión positiva de la globalización pueden marcar un
camino diferente para las economías subdesarrolladas. Pero es imprescindible tomar en cuenta
que el progreso solamente es posible cuando se mejoran las condiciones de vida de los
ciudadanos. Salud y educación son indispensables para crear el marco que pueda generar
desarrollo.
La CEPAL (2023) destaca las áreas que deben ser atendidas por los gobiernos para superar
las deficiencias económicas y el atraso social y cultural.
- Promoción de la productividad, el desarrollo productivo, el empleo y el
crecimiento inclusivo
- Reducción de la desigualdad
- Universalización de la protección social y mejoramiento del Estado de bienestar
- Mejoramiento de la educación y la formación profesional
- Promoción de la igualdad de género y la sociedad del cuidado
- Promoción de la sostenibilidad, la mitigación del cambio climático y la adaptación
a él
- Transformación digital
- Gestión adecuada de las migraciones
- Promoción de la integración económica regional y con el mundo
- Macroeconomía para el desarrollo
Otra de las líneas de pensamiento contemporáneas incorpora la visión multicultural y
multiétnica a las definiciones de progreso y desarrollo. Implica una revalorización de las
fortalezas propias de las naciones, particularmente de los grupos que han sido históricamente
excluidos.
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“Reconceptualizar la dialéctica desarrollo-subdesarrollo implica desestabilizar las
teorías presentadas como hegemónicas que encubren los fenómenos relativos a la
desigualdad social e internacional, acercarnos a interpretaciones o reinterpretaciones
de culturas y prácticas populares que cotidianamente se construyen desde abajo,
comprender su simbiosis con patrones externos, como las industrias culturales
globales, la expansión e integración global del capitalismo y sus mecanismos de
subsunción diferenciada.” (Enriquez Pérez, 2016: 44)
No se trata, por lo tanto de “superar el subdesarrollo”, sino de buscar nuevas definiciones
del desarrollo, tomando en cuenta los elementos descartados por la visión dominante. Estas
nuevas perspectivas implican un avance tecnológico que incorpore las particularidades y los
procedimientos autóctonos, aprovechando así nuevos potenciales para el avance y mejoramiento
de los procesos de producción e industrialización.
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(CELAM) (2022-2023) en colaboración con la Pontificia Universidad Católica Argentina - Observatorio
de la Deuda Social Argentina, ha publicado el documento de trabajo titulado "Avances y retrocesos
en el desarrollo humano, social y ambiental de las sociedades de América Latina y el Caribe.
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publicado por la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
REVISTA DE ARTES Y HUMANIDADES UNICA
Nº 54 Vol.26 2025 - 1 (Enero Junio)
Publicación en formato digital a cargo del Fondo Editorial de la
UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO ACOSTA. Maracaibo-Venezuela
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