Revista de Artes y Humanidades UNICA
Volumen 23 Nº49 / Julio-Diciembre 2022, pp. 67-72
Universidad Católica Cecilio Acosta Maracaibo - Venezuela
ISSN: 1317-102X e ISSN: 2542-3460
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0)
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Algunas reflexiones sobre aspectos epistemológicos del conocimiento
histórico
CAMEJO, Cesar
Universidad del Zulia
Escuela de Filosofía Maracaibo Venezuela
cesarcamejove@gmail.com
Recibido: 21-07-2022 Aceptado: 04-11-2022
Sería imposible en el curso de una vida humana llegar a dominar los campos del saber
de cada una de las disciplinas que forman las ciencias sociales, ramificadas a su vez en
multitud de áreas de conocimiento que tienen su propio desarrollo. Siendo el campo de lo
social tan complejo y multiforme, no existen demarcaciones muy precisas para delimitar los
campos de cada saber, por lo tanto, se requiere para entender el conocimiento social de las
aportaciones de perspectivas diversas y por consiguiente se imponen los planteamientos
interdisciplinarios.
No existen las ciencias sociales como una disciplina homogénea, como un campo del
saber que responde a una estructura lógica, ni existe una metodología específica de las
ciencias sociales en conjunto, ni las estructuras analíticas de sus distintas disciplinas son las
mismas pese a que son complementarias. Cada ciencia social tiene su propia lógica interna,
su epistemología y método, y ha seguido un desarrollo propio. Cada ciencia social abarca un
aspecto de la realidad y ha de tener sus puertas abiertas al intercambio y al préstamo.
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.7549499
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La visión positivista de la historia
Se puede decir que el mayor representante del positivismo del siglo XIX es Augusto
Comte (1798-1857). En líneas generales este movimiento postulaba el monismo
metodológico, la subordinación de la historia a los desarrollos de las ciencias naturales,
basándose para ello en una analogía fisiológica (interpretar a la sociedad como un organismo)
(p. 31). Isidore Marie Auguste François Xavier Comte fue un filósofo francés, y escritor que
formuló la doctrina del positivismo. A menudo se le considera como el primer filósofo de la
ciencia en el sentido moderno del término. Las ideas de Comte también fueron fundamentales
para el desarrollo de la sociología; de hecho, inventó el término y trató esa disciplina como
el logro supremo de las ciencias.
Walsh sostiene que, en líneas generales, los historiadores han mostrado ninguno o
muy poco interés en este programa cientificista prefiriendo abocarse a la comprensión del
curso de los acontecimientos, a través de mostrar “qué” sucedió (describir lo acontecido) y
conducir el “por qué” a la búsqueda de dotar de sentido o significado a lo acontecido
históricamente. (Walsh; 1983: 14) Para Walsh la posición positivista respecto de las leyes
consiste en un uso abstracto de las generalizaciones. No obstante, como más adelante se
expondrá, el autor encuentra un uso más apropiado de las generalizaciones en la historia a
partir del concepto de “coligación”.
El programa positivista pretende eliminar cualquier apelación a un postulado
especulativo o metafísico. Sin embargo, su búsqueda e imposición de leyes universales al
devenir histórico no se encuentra justificada, pues no aporta fundamento empírico alguno
para sus afirmaciones, todos sus argumentos en este punto son derivaciones por analogía del
proceder de las ciencias naturales.
El concepto que se tiene acerca de las ciencias sociales y la historia como ciencia, no
está desvinculado de la manera como se entienden los procesos de enseñanza y aprendizaje
acerca de esos contenidos curriculares. En todo proceso de concreción curricular la definición
epistemológica y disciplinar constituye un punto crucial, porque a través de ella el mundo
social es visto de una u otra manera. Por otra parte, es necesario destacar que de la tarea que
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realice la escuela depende que una parte importante o no de los conocimientos producidos
por las comunidades científicas, se internalicen y se pongan de manifiesto en pensamientos
y en prácticas sociales.
El positivismo tuvo una importante influencia en el qué y cómo de la enseñanza de
las ciencias sociales y la historia ya que, el modelo de ciencia que se sostenía soslayaba la
comprensión y la explicación de los fenómenos, centrándose fundamentalmente en la
descripción de hechos y personajes. En la práctica educativa en general la influencia del
positivismo se puede observar en lo siguiente:
Se tratan hechos y personajes, no procesos.
Los hechos son acabados y los personajes son “arquetipos”, no actores sociales reales.
Los “arquetipos” (individuos) son los hacedores de la historia.
De los hechos, fenómenos y procesos sociales, se registra de manera casi exclusiva
lo “objetivo”. Fechas de las grandes gestas, lugares, biografías que se transforman en
contenidos curriculares a través de la memorización de datos y hechos considerados
como las fuentes privilegiadas del conocimiento.
Los registros se formulan como colección de señales inconexas, especialmente
indicadas en las efemérides.
Las funciones sociales son armónicas. Los conflictos y las pujas de poder se
desconocen.
El modelo que impera es el organicista.
La realidad social se presenta como materialmente dada.
Debate explicación-comprensión
Posteriormente, relacionado al problema tratado en la sección anterior se genera el
debate entre el modelo explicativo y el modelo comprensivo. El primero, abocado al
reconocimiento de leyes o reglas generales de la historia, y segundo, tendiente a la búsqueda
del significado a los efectos de interpretar el mundo humano.
a) La comprensión histórica
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Sus partidarios sostienen que la historia no es una ciencia abstracta ni puede
subsumirse al método de las ciencias naturales. Las ciencias abocadas al mundo humano son
de un tipo particular porque ellas se ocupan del conocimiento de las acciones individuales.
Los hechos humanos son considerados como acontecimientos individuales e irrepetibles que,
a diferencia de los fenómenos naturales y las formulaciones abstracto-matemáticas, requieren
de un método propio que cuenta de ellos. Por oposición al modelo especulativo de la
historia, la corriente comprensivista se distancia de sus postulados universalistas (la Razón
Histórica Universal en tanto fuerza motora del devenir) entendiendo que el sentido histórico
es generado por la acción humana (individual y comunal), cultural y epocalmente situada (la
cual no responde a ningún postulado metafísico -Razón- operante sobre ella) (p. 33).
La comprensión de la historia se ha convertido en un referente para la investigación,
tanto en espacios formales, como en los no formales de la educación, incidiendo tanto en su
objeto de estudio, como en la manera de construir el conocimiento. En este sentido se atribuye
mayor protagonismo a los individuos y a los colectivos olvidados en las macro narraciones
históricas, y se cambia el enfoque histórico a favor de aspectos que destacan la contingencia
histórica por encima de su determinismo explicativo. Gracias al concepto de comprensión
histórica muchos avances han sido realizados en la investigación empírica.
b) Críticas a la comprensión: el debate por la explicación histórica
El cuestionamiento al modelo comprensivo se inicia alrededor de la crítica a la noción
de experiencia interna, concebida como un postulado metafísico, carente de toda posibilidad
de control empírico.
En contraposición, la explicación científica supone la posibilidad de comparar
sucesos, establecer conexiones causales y descubrir las leyes que los regulan. Tal fue la
propuesta de autores como Carl Hempel (1905-1997). Para Hempel una explicación
científica consiste en el enunciado de leyes generales que articulen conjuntos de hechos
vinculados causalmente. "La función principal de las leyes generales en las ciencias naturales
es conectar hechos en pautas a las que habitualmente se las denomina explicación y
predicción" (Hempel; 1979: 237).
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El modelo de Hempel, que Dray denominó “modelo de cobertura legal” (covering
law model), se sostiene sobre leyes universales que tienden puentes causales entre los hechos.
Este modelo permite la reversibilidad entre explicación y predicción, pues si se puede
formular leyes, ellas habilitan las condiciones para afirmar la posibilidad de que se produzcan
determinados hechos toda vez que se den las condiciones iniciales identificadas (p. 40). En
otras palabras, el modelo de cobertura legal, también conocido como modelo de Hempel,
modelo de Popper-Hempel, teoría de la subsunción o modelo de cobertura legal inferencial,
es un intento de capturar los rasgos característicos de la explicación científica.
El modelo de cobertura legal es muy cercano a la idea pre-teórica que muchas
personas no expertas pueden tener sobre la explicación científica. El enfoque deductivo de la
explicación se remonta al menos hasta Aristóteles, quien enunció claramente la tesis de que
las explicaciones son argumentos deductivos. No obstante, más allá de esta limitación
Hempel es partidario de la existencia de un único método científico pues sostiene que existe
una superioridad metodológica de las ciencias naturales respecto al de las ciencias sociales-
históricas, estas últimas, se encuentran en un grado embrionario de maduración por lo cual
carecen de precisión; sus saberes se basan solo en meras regularidades carentes de puntos
firmes que las sustenten.
Por su parte, Walsh establece a través del concepto de “coligación” otra forma de la
explicación histórica. En su propuesta busca integrar la faceta explicativa al modelo
comprensivo. También, sostiene que si bien es incorrecto considerar a la historia como el
resultado directo de un conjunto de acciones deliberadas en función de un plan
preestablecido, no lo es pensar que en ella operan acciones en búsqueda de fines o que son el
resultado de desarrollos políticos coherentes.
En síntesis, se puede decir que la coligación es para Walsh el modo en que operan los
historiadores para articular los acontecimientos al invertirlo de significados; encontrar en
ellos los proyectos o ideas operantes, preguntarse por qué los actores históricos optaron por
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ellos y no por otros y hasta dónde lograron ponerse en práctica (una derivación interesante
de esta idea de “coligación” se verá cuando se analice el narrativismo histórico).
La consolidación del método explicativo de las ciencias naturales dio lugar a que el
positivismo encontrara en ello la justificación para el monismo nomológico. La seguridad de
la explicación causal y legal evita los problemas del relativismo, pero lo hace al mutilar la
realidad humana, imponer una limitante a la libertad y, en su postura más rígida, propicia la
caída en un determinismo naturalista. El riesgo por liberarse de la tutela del modelo
explicativo naturalista es la siempre latente caída en el relativismo. La corriente
comprensivista, al darle lugar al contexto histórico y la dinámica siempre cambiante del
devenir, rompe con cualquier apelación a una “naturaleza humana” universal. El mundo
humano comienza a ser captado desde una óptica propia.
Como se pudo observar en pos de sortear el relativismo, la Escuela de Baden encontró
la seguridad en los “valores universales”. Por su parte, Dilthey trató de recuperar la
localización espacio-temporal de los valores y las culturas al atribuirle un contexto histórico
y explicitar el carácter activo del mundo humano. Finalmente, se pudo observar que
Collingwood intentó limitar el carácter emotivo de la comprensión diltheyana al sostener que
toda ciencia del mundo humano, particularmente la historia, da cuenta de las expresiones del
pensamiento.
Sin negar el carácter emotivo al mundo humano, Collingwood sostiene que sólo de
las acciones pensadas y exteriorizadas se puede hacer ciencia. Frente a estas teorías
comprensivistas Dray intentó dar lugar a laexplicación” para las ciencias histórico-sociales.
Según su posición la explicación ya no busca encontrar leyes sino razones. Finalmente, en su
intento por integrar la visión explicativa y comprensiva Walsh propone la coligación, la
articulación de acontecimientos individuales con generalizaciones, en base a su
significatividad contextual.