Sarmiento, J. Papa Francisco: ecofraternidad y educación.
Hacia el pesar sentimental
Revista de Artes y Humanidades UNICA 133
expresiones intelectuales, científicas, artísticas, deportivas, políticas, económicas. O de
manera más general, una alianza entre los habitantes de la Tierra y su “casa común”, a la
que debe cuidado y respeto. (Francisco, 2019. p. 2).
Esta alianza debe suscitar paz, justicia y acogida entre todos los pueblos de la
familia humana, como también el diálogo entre las religiones, porque el cuidado del planeta
es responsabilidad de todos los creyentes (en cualquier religión), incluso no creyentes y de
la ciencia. El “mundo existe para todos, porque todos los seres humanos nacemos en esta
tierra con la misma dignidad. Las diferencias de color, religión, capacidades, lugar de
nacimiento, lugar de residencia y tantas otras” (Fratelli Tutti; 118).
En resumidas cuentas, la fraternidad puede ser definida como la unión, el vínculo
de solidaridad y relación entre hermanos, ya que, independientemente de nuestro paradigma
o dogma, estamos en relación con el otro, incluyendo el ecositema. Por ello, afirma:
Todo está relacionado, y todos los seres humanos estamos juntos como hermanos y
hermanas en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor que Dios tiene
a cada una de las criaturas y que nos une también, con tierno cariño, al hermano sol,
a la hermana luna, al hermano rio y la hermana tierra. (LS, 92).
Bien entendido, la fraternidad tiene como característica la alteridad, pues se basa en
la aceptación de la diversidad, en asumir la responsabilidad y el reconocimiento de que el
otro existe.
Además, la fraternidad propicia el pensar sentimental y afectivo, donde el cuidado
de la naturaleza es parte de un estilo de vida que implica una capacidad de convivencia y
comunión, en una dimensión de armonía y realización plena con el entorno; donde lo
afectivo, que va con lo subjetivo, permite apreciar lo bello, percibirlo, prestar atención y
amarlo. Por ello, es necesario poner en práctica el pensamiento sentimental, donde el amor
social, el amor afectivo, que “no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr
caminos eficaces de desarrollo para todos” (Fratelli Tutti; 183). Este camino surge cuando
convertimos en sufrimiento personal lo que pasa al mundo, y examinando cuál es la
contribución que cada uno pueda aportar (LS, 19).